martes, 2 de noviembre de 2010

Son unos hijos de re mil puta!

Estoy llorando a moco tendido porque acabo de terminar de ver la película la noche de los lápices, y no puedo creer que nuestro país haya pasado por algo así. Que en nuestro país haya 30 mil desaparecidos, torturados y asesinados por un movimiento que intentaba reclamar cosas dignas y que los argentinos nos merecíamos. No puedo creer que al día de hoy Jorge julio López siga desaparecido y que estos hijos de re mil puta todavía tengan el beneficio de la cárcel en su defecto. Como no me va a gustar Kirchner con la cantidad de cosas que hizo bien y mal, lo único que recuerdo en este momento es que hizo bajar los cuadros de estos hijos de puta. Lo bien que hizo encima se vanagloriaban con cuadros. Me da impotencia no saber mas que lo que se… pero también me da miedo salir de la burbuja en la que vivo. Me da miedo darme cuenta que afuera esta todo tan podrido que si no vivís en tu burbuja, vivís deprimido.
No puedo dejar de llorar.
Decime como hago ahora para pensar en mi vida? En las pelotudeces que suelo pensar siempre cuando ocurren estas cosas? Que puedo hacer yo para contribuir en el rechazo de este tipo de hijaputeces?
En este momento estoy tan obnubilada que no se me ocurre que… por favor que alguien me diga.

"De todas las excelentes caricaturas que tocan la siniestra personalidad de Roca, ninguna supera esta minuciosa composición del rostro del general. Observese por ejemplo que la nariz es la cabeza de un burro, sus ojos son sacos de dinero con la palabra "negotium", la barba está compuesta por bayonetas y sables, el bigote es un opositor asesinado, sus galones son calaveras; en la frente, la Constitución atravesada por un sable y la mirada siempre esquiva...
La pedagogía de la desmemoria es la madrastra de la Historia Oficial y hace del olvido, de la pérdida de la identidad, de la amnesia y de la tergiversación su máximo catecismo. El poder tiene pánico de recordar por eso busca por todos los medios colectivizar la amnesia e impide el acceso a la palabra. Ama el olvido. Ama lo ilusorio, se desespera por inculcar una realidad que no existe. Necesita olvidar, porque olvidar es olvidarse de sí misma, de sus responsabilidades, de su fingida ignorancia ante el Holocausto de los pueblos originarios.
Del libro: "Pedagogía de la desmemoria. Crónicas y estrategias del genocidio invisible" de Marcelo Valko - Colección Osvaldo Bayer, Ed. madres de Plaza de Mayo

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